Apostar es un placer para algunos, una actitud fastidiosa para otros y sin dudas, mucho dinero para quienes se quedan con tus pérdidas. Lo cierto es que el azar tiene algo de atrayente, quizás por la incapacidad de saber qué pasará luego, o qué número saldrá. Noches enteras frente a la ruleta, apuestas excesivas en los caballos, o compra de números de lotería son claras señales de que existe un problema, pero la psicología todavía sigue estudiando el por qué.El deseo de apostarSi alguna vez apostaste sabrás que cuanto más cerca estés de perderlo todo, más ganas tendrás de seguir apostando. Al parecer, todas las personas que tienen dañada la ínsula, una pequeña porción del cerebro, suelen detenerse en este punto. Sin embargo las personas que tienen sana ésta parte siguen adelante con las apuestas.Ver también: Dopamina: ¿sexo, lujuria, adicción?Sabiendo que la ínsula es tan importante en este tema, es posible curar a los apostadores empedernidos (ludopatas) a través de drogas o... Leer más.
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