Los emúes, ñandúes, casuarios, kiwis y avestruces tienen una conocida característica en común: no pueden volar. El origen de este grupo de aves, conocidas como ratites, históricamente ha sido bastante controvertido y desde Darwin hasta Huxley, numerosos naturalistas se han aventurado a plantear sus propias teorías de acuerdo a los materiales con los que contaban en ese entonces. Sin embargo, hoy en día la lectura del ADN se ha convertido en el mejor testigo a la hora de desentrañar los más complejos misterios de la evolución, y si bien este caso no ha sido la excepción, parece haberse solucionado, o al menos eso creen unos investigadores. Veamos de qué se trata.¿Qué se pensaba hasta ahora?La teoría más aceptada hasta ahora sobre el origen y la diversificación de estas aves era que todas descendían de un único ancestro común que no tenía capacidad de volar, por lo que la única manera posible de que existieran especies tanto en Nueva Zelanda, Australia, América del Sur o África es que... Leer más.
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