Yo ronroneo, tu ronroneas, el ronronea, nosotros ronroneamos. No es un verbo fácil de conjugar. Y mucho menos fácil es explicar por qué yo, tú, o cualquiera de nosotros ronronea, así que mejor quedémonos con los gatos. ¿Por qué ronronean los gatos? ¿Alguna vez te lo preguntaste? Bueno, es hora de que lo sepas.
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