En muchas obras de ficción, tanto de cine como de televisión y literatura, se pueden encontrar numerosas referencias a clones o criaturas de otro tipo pero creadas artificialmente, que aún no siendo humanas poseen una apariencia exactamente igual a la de los humanos. Es muy frecuente también que, en todas esas historias ficticias, la única y más certera forma de distinguir a un humano de un no-humano que aparenta ser tal (generalmente con propósitos oscuros y malignos), sea la presencia del ombligo. (Si nunca han visto esto pueden comprobarlo en un divertido episodio de Los Simpsons llamado Treehouse of Horror XIII). De manera que el ombligo es una de las marcas características y esenciales en el ser humano, que nos acompaña desde que nacemos y en la que, tal vez por eso mismo, nunca nos detenemos a pensar. Salvo algunas muy raras excepciones que constituyen una anomalía del cuerpo, como la de la modelo... Leer más.
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