Si escuchamos la palabra toxina, automáticamente la asociamos con algo malo y venenoso, pero algunas toxinas han sido aliadas de la ciencia, contribuyendo para mejorar la vida de la gente. Una de las conocidas es la toxina botulínica, producida por una bacteria y que tiene un efecto interesante sobre el cuerpo humano: Producir parálisis y regular la transmisión de impulsos. Suena temible, pero esa misma parálisis ayuda a combatir varias enfermedades si es que es bien utilizada. La toxina botulínica puede llegar al cuerpo humano de diferentes formas: Ya sea a través de alimentos como la miel, aspirándola mediante esporas de plantas o residuos en productos químicos o, mediante el simple contacto con ojos, piel o mucosas. En el caso científico, se inyecta de forma controlada. Toxina botulínica y sus aportes a la medicina La toxina botulínica, también conocido por su nombre comercial... Leer más.
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